martes, 28 de diciembre de 2010

En qué debemos mejorar (yII)

En un artículo anterior comenzábamos a desmenuzar la visión que de España se presentaba en el ‘Informe de Competitividad Global’ elaborado por el Foro Económico Mundial y analizábamos el que se apuntaba como mayor lastre para la economía de nuestro país: la eficiencia del mercado laboral. A continuación, terminamos de desgranar aquellos aspectos de nuestra economía en que debemos trabajar para mejorar.

Nuestro segundo punto débil es el entorno macroeconómico. Aquí, el concepto que más pesa es el equilibrio presupuestario del gobierno, algo evidente teniendo en cuenta el déficit del 11,4% que registraron las cuentas públicas en 2009 y el consecuente plan de ajuste que ha tenido que poner en marcha el Gobierno para cuadrar las cuentas en los próximos años. Otro de los problemas para el entorno macroeconómico es la deuda pública (puesto 105), si bien este es un concepto en el que flojean la mayoría de países desarrollados, fruto de la filosofía del Estado del bienestar. De hecho, Reino Unido (puesto 108), Holanda (109), Alemania (114), Francia (116), Estados Unidos (122) e Italia (131), se sitúan por detrás de España en este aspecto. Por el contrario, nuestro país está bien valorado en inflación y calificación de la deuda. Será importante observar este dato en el informe del próximo año, ya que en el momento de su publicación de este, aunque Grecia ya había sido rescata, todavía no se había desatado la tormenta sobre Irlanda (sólo dos puestos por debajo de España).

El siguiente aspecto a mejorar sería la eficiencia del mercado de bienes. Aquí nos encontramos una vez más con la influencia de la regulación, que en unos aspectos resulta positiva (4º puesto en tarifas arancelarias) y en otros muy negativa (puesto 117º en tiempo requerido para iniciar un negocio). Una vez más, nos encontramos con una de las grandes reivindicaciones de la patronal ante la crisis como es reducir las barreras administrativas. También contribuyen negativamente a este apartado los elevados impuestos y los costes de la política agraria. Es de importancia resaltar, que sobre algunas de las cuestiones que se valoran en este pilar, el Estado no tiene poder de actuación ya que las competencias están cedidas a Bruselas (políticas agrarias, arancelarias o anti-monopolio, por ejemplo).

Nuestro siguiente punto a mejorar es el desarrollo del sistema financiero. Aquí se valora en negativo la regulación de la compraventa de títulos y el acceso al crédito. En cambio, los encuestados estiman favorablemente la disponibilidad de servicios financieros y el coste de los mismos.

Otro ámbito en el que trabajar es el de las instituciones. El coste del terrorismo es el mayor problema que se aprecia en este campo, si bien poco a poco va disminuyendo. La regulación gubernamental también es vista como un importante obstáculo, lo que puede ser consecuencia de las diversas regulaciones, especialmente en materia comercial- que existen según las comunidades autónomas. El derroche del gasto público es visto también aquí como un problema.

Sorprende el penúltimo punto a mejorar: la sanidad y la educación primaria. Si bien, hay que tener en cuenta que aparece aquí dado que estamos hablando en términos relativos (puesto 49º del ránquin, pero obteniendo una nota de 6 sobre 7). En esta ocasión, la crítica debemos hacérsela al propio método de elaboración del índice de competitividad. Sería necesario homogeneizar los diferentes pilares, ya que en este muchos países ven inflada su nota aún apareciendo en una mala posición. Se tienen en cuenta aspectos como el impacto de la malaria o la tuberculosis, enfermedades casi inexistentes en los países desarrollados. En todo caso, aquí España recibe un tiró de orejas por la baja calidad de la educación primaria (suspenso en el puesto 93, con peor nota que países como Zimbabwe, Siria, Namibia, Armenia, Jamaica o Etiopía, entre otros).

Por último, el mejor de los peores, la innovación; si bien aquí es necesario matizar que la nota dista aquí mucho de la posición en el ránquin (puesto 46 pero el peor en nota con un aprobado raspado). Nada nuevo bajo el sol, podríamos decir aquí. A pesar de los esfuerzos del gobierno por aumentar el gasto en I+D+i, es el peor parado de este pilar.

Concluyendo, muchos discuten las reuniones del llamado Foro de Davos por su tendencia hacia ciertas doctrinas económicas; pero, aún teniendo en cuenta algunos defectos, este informe pone de manifiesto las debilidades de nuestra economía y puede servir de guía para emprender las reformas que nos lleven de nuevo a la senda del crecimiento económico.

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